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La violencia de la maternidad en pandemia

Tras iniciar en los meses pasados lo que pretendemos que sean una serie de encuentros online gratuitos en abierto sobre maternidad, crianza y familia, en los que hemos tocado los temas de paternidad y de conciliación entre profesionales de la maternidad, de nuevo nos pusimos en marcha el pasado 17 de enero para hablar de la violencia que la pandemia está trayendo a la maternidad.

Quisimos hablar de COVID y partos. Creemos que es momento de reaccionar y posicionarnos ante esto, porque sentimos que podemos aportar.

Para ello contamos con nosotras, las socias de AERCD, con profesionales y referentes de la maternidad, desde lo sanitario, el acompañamiento y el ámbito lo legal, y todos los que además nos quisieron acompañar, para participar desde la conversación y la reflexión, y poniendo, como siempre, el foco en el bienestar y la garantía de salud física y emocional de la mamá y el bebé, desde lo positivo y proactivo, pero poniendo voz y presencia a los daños que esta situación causa en maternidad, desde la objetividad y sin juicio.

En estos meses de pandemia, el reflejo de las consecuencias de las normas sanitarias, en ocasiones positivas, y en otras no tanto, llegaron a la maternidad y la paternidad en forma de protocolos. También en este contexto, en ocasiones resultaron positivos, pero en muchas otras fueron inservibles, absurdos, negativos e incluso devastadores, y esto nos llevó a hacernos preguntas como estas:

¿Cómo está afectando a la biomecánica del parto, un tema muy importante y muy poco tratado (existe una brecha de conocimiento y comprensión sobre ello desde siempre)?

¿Qué pasa mientras las mujeres embarazadas y de parto están tendidas en una camilla en cualquier pasillo, y lo poco íntimo y privado que resulta, lo expuestas y violentadas que se sienten, y cómo todo esto se intensifica en esta pandemia?

Madres embarazadas sin sus parejas durante sus revisiones, sentimiento de impotencia y exclusión de las parejas de estas mujeres, por no poder acompañarlas en sus procesos.

Mujeres pariendo con mascarilla.

Partos programados y cesáreas, que podrían haberse evitado. Intervenciones excesivas o innecesarias.

Partos prolongados o acortados sin porqué, del miedo, el desánimo y la frustración, de la culpa y el fracaso irreales, que persiguen a las madres como un fantasma.

Madres culpadas de que su parto no progresa, cuando lo que sucede es que no les es posible conectar con su proceso entre tanto artificio y desatención.

Hablamos de cómo la soledad, la instrumentalización, la medicalización y la intervención se intensifica, de las cesáreas que crecen en número, de las episotomías que quizá no hubieran hecho falta… de esas y otras consecuencias, fisiológicas y emocionales, en madre, criatura y familia que trae todo esto.

Hablamos también de cómo los profesionales de la maternidad se sienten frente a esto y de cómo les afecta. Saturados y frustrados, personal, profesional y emocionalmente, agotados, rendidos, en duelo, pero obligados a seguir pese a todo.

Protocolos cambiantes a cada rato, hospitales saturados, instauraciones de la lactancia truncadas, revisiones posparto y primeras revisiones pediátricas no presenciales, pospartos traumáticos y cómo afecta esto a las madres y a las crianzas de sus bebés… Pero sobre todo MIEDO… MUCHO MIEDO…

Y nos seguimos preguntando:

¿Por qué esto ha sido y es así? ¿Tiene sentido? ¿Podría ser diferente? ¿Podría haberse evitado? ¿Dónde están los errores y cuáles son sus orígenes? ¿Qué podemos aprender para mejorar?

¿Cómo los profesionales podemos aportar positiva y proactivamente en esto? ¿Cómo podemos acompañar, apoyar y guiar a esas madres y a sus familias?

Estos son fueron los puntos de partida para rescatar y nombrar está situación, dar voz a quienes la han vivido y la viven, y reflexionar sobre ella. Desde ahí la reflexión y el debate fluyeron. Experiencias y opiniones que dieron forma a nuevas preguntas y a poner otros temas sobre la mesa.

Y surgieron las conclusiones:

“Ha sido muy duro”. “Avalanchas de mujeres pidiendo ayuda”. “No me podía creer que esto me estuviera pasando”.

Hablamos de la importancia de conocer la información, de empoderarse, de la toma las decisiones de las madres sobre sus embarazos y partos. De lo fundamental de que la comunicación previa al parto sea adecuada y transparente. De lo necesario de descentralizar, y que las instituciones competentes asuman y respondan.

“La atención a la lactancia ha sido un desastre. Inseguridad. Desconfianza desde fuera y desde dentro, ante una situación tan violenta”.

Vimos, todos los presentes, muy claro que hemos vivido una involución en casi todos los aspectos. Nos preguntamos cómo vamos a recuperar nuestros derechos perdidos, porque el retroceso ha sido rápido, pero recuperación está siendo y será lenta. También el sentir general fue que es importante que esta experiencia nos sirva, por fin, para tomar decisiones sin lesionar los derechos humanos, y también que la recuperación pasa por una organización entre las mujeres, en el apoyo y la ayuda.

Quienes allí estaban y lo tenían estudiado, nos contaron que crecen los deterioros de las estadísticas perinatales: Dificultades y fracasos evitables, además de la violencia. “Es imprescindible priorizar el efecto de los daños para paliar y evitar este tipo de cosas. La violencia obstétrica no es justificable en ningún caso”, nos decían. “No puede seguir sucediendo que el nivel de atención sea cuestión de azar. La pandemia no puede ser una excusa”, nos decían.

Nosotras expusimos que hemos vivido y vivimos el aumento de la presencia de las doulas y de la apreciación de su valor, que especialmente en esta crisis está siendo muy importante, y en mayor medida en el posparto. También que recibimos que crece la conciencia del parto en casa y/o en los centros del nacimiento.

Y ya llegando al final del encuentro, para todos fue evidente que ya toca pasar a la acción, y desde los testimonios y las vivencias, de madres, familias y profesionales, reflexionamos sobre cuál es nuestra parte de responsabilidad, cada uno desde su lugar.

Decidimos que ha llegado el momento de romper con ese paternalismo hacia la mujer y la maternidad, que se ha evidenciado en la pandemia, con los maltratos injustificados y con los vacíos de responsabilidad. Romper con la culpabilización de quién no es culpable. Buscar y encontrar responsables, y exigir respuestas. Y ante el sentir y la propuesta generalizada de conformar un movimiento internacional hacia la defensa de la maternidad ante la violencia de la pandemia, en AERCD nos ofrecimos a ser receptoras y mediadoras de dicho movimiento. Y para ello invitamos a los asistentes y quién nos escuche, y a quienes nos leen ahora, a hacernos llegar propuestas, ideas e informaciones.

Y para poder llevar a cabo esta labor, retomaremos conversación con la Red Mundial de Doulas, que por incompatibilidades horarias no se sintieron suficientemente representadas, y con abogadas especializadas que quisieron asistir y no pudieron, para que puedan completar sus aportaciones, dado que as visiones de ambos colectivos sobre este asunto son fundamentales, para disponer de una perspectiva global. Y de igual manera invitamos a los colectivos y las personas que hubieran querido estar y no estuvieron, y que sientan que tienen y quieren aportar, a conectar con nosotras para participar en este movimiento, que ya existe, porque ha sido y es una consecuencia natural hacia tanta inseguridad y preocupación, y que, de hecho, parte de ese movimiento ya fue este encuentro que aquí relatamos.

Y como de costumbre, escuchamos, recibimos, reflexionamos, interiorizamos, aportamos y avanzamos, un paso más, sin prisa, pero con firmeza, en la defensa y visibilización de la maternidad.

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Charlando con las doulas de la AERCD

El pasado domingo 30 de mayo, fue nuestro «día grande», el Día Internacional de la Doula.

En AERCD estuvimos de celebración: «CHARLANDO CON LAS DOULAS DE AERCD». Una actividad online repartida entre la mayoría de las Comunidades Autónomas en las que disponemos de socias, en esta ocasión Andalucía, Aragón, Castilla La Mancha, Cataluña, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana (aunque también disponeemos de socias en Islas Baleares, Galicia y País Vasco).
Cada comunidad disponible le dedicó un espacio online en abierto, para que quienes quisieron asistir y charlar con nosotras sobre las doulas y el douleo.
Matronas, doulas, sanitarios, terapeutas, otros colectivos profesionales de acompañamiento a la maternidad, grupos de crianza, de familia, de maternidad, profesional de la maternidad, y, por supuesto, madres o padres, nos acompañaron.
Hoy os traemos este post, en recuerdo de esta actividad, y aprovechamos para deciros, que podréis encontrar la grabación del encuentro organizado por las socias doulas de Cataluña, con Marta Ferre como facilitadora del mismo..
Imagen en el mensaje

Del resto de los equipos, hemos recibido feedbacks muy ilusionantes, como el compartir experiencias enriquecedoras con doulas de otros países, así como de mujeres en formación para ser doulas y mujeres madres o cerca de serlo. Hablamos de vida intrauterina, de formaciones de doula, de la European Doula Network, la Red Mundial de Doulas y de la Plataforma Pro Derechos del Nacimiento, nuestros partners, así cómo de la situación del abordaje de la maternidad desde las madres solteras, al que nos sentimos cercanas, por nuestra colaboración con Asociación de Madres Solteras por Elección, y, también de la definición de Doula, del papel del hombre, de la paternidad, y de la circularidad, concepto que nos resuena y define, como asociación.
Fue entrañable vernos y sentirnos, compartir momentos de nuestra labor y rol. Agradecemos la presencia y esencia que pudimos ofrecer, y el regalo de poder visibilizarnos, como asociación, colectivo y profesión.
¡Muchas gracias a quienes estuvisteis y a quienes lo intentasteis! ¡Y muchas gracias a todas nuestras socias, que se conformaron en equipo activo y proactivo, para lograr llevar a cabo esta actividad, dando así presencia y voz, tanto a nuestra amada profesión de doula, como al colectivo en general y a nuestra asociación en particular!
 
Asociación Española Red Circular de Doulas
Comisión de Comunicación
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Cómo acompañar los distintos caminos maternales

Ya os hemos contado que en nuestra asociación, disponemos de algunas herramientas de comunicación interna, para contarnos, compartirnos, reflexionar, resonar, hacer tribu, y hacer honor a la «circularidad» que aparece en nuestro nombre. Una de ellas es los «Comadreos», encuentros mensuales para conversar entre nosotras y para nosotras, sobre temas que se presentan con frecuencia durante el ejercicio de nuestra profesión, y que consideramos que tienen recorrido conversatorio.
En esta ocasión nos planteamos charlar sobre los distintos caminos maternales y modelos familiares, con los que nos podemos encontrar, a la hora de que nos demanden un acompañamiento. Y como ya ha pasado en otras ocasiones, sentimos que había contenido interesante para trasladar hacia afuera, y de ahí que estéis leyendo este post.
Caminos y modelos, tantos, casi, como personas. Todo se funde en personas diferentes, con características y necesidades distintos, valores y creencias particulares, que confluyen, o no, con otras, entendiendo siempre que todo es normal, aunque sea o no diferente, y esté o no normalizado social, sistemática y culturalmente. Desde ahí hablamos de las familias más convencionales, de mamá, papá e hijos, familias monoparentales, de madres o padres, heterosexuales o no, familias con hijos que provengan o vayan a provenir de la gestación subrogada, familias reestructuradas, que provienen de progenitores que tuvieron una familia anterior, familias que tienen o tendrás hijos desde la adopción, parejas homosexuales, del género que sean, e incluyendo personas transexuales que, conformados ya como hombres, mantienen sus órganos genitales femeninos con la intención de poder gestar, y cuando nos contactan, eso es lo que han decidido hacer, familias que están gestando bebés arcoíris, porque tuvieron un bebé estrella antes, es decir, sufrieron una pérdida perinatal, familias multiculturales, y familias con bebés y/o mamás con problemas de salud que afectan al proceso de maternidad y/o crianza.
En fin… Tal y como decíamos, tantas, casi, como personas existen en el mundo… Y ahora, vamos a detallar lo que nos surgió de cada uno de los caminos y modelos:
Familias convencionales: Es lo que más conocemos y a lo que más estamos acostumbradas. Es el estándar social y cultural de la mayoría de las culturas. Pero ya ahí nos encontramos con diferencias de valores, de creencias, de costumbres, de barreras, de situaciones familiares, contextos socioeconómicos, necesidades emocionales, fisiológicas y/o funcionales.
Estas familias fueron nuestro punto de partida, porque coincidimos en que, sean como sean las familias que nos demanden, todas comparten estas características.
Familias monoparentales: Una mujer o un hombre, deciden ser madre o padre, sin necesidad de pareja estable que adopte el rol de padre o madre de su bebé. Pueden ser ambos gestantes, en el caso de que el hombre sea trans con genitales femeninos, como antes comentamos, o puede surgir aquí una gestación subrogada, si se trata de un hombre heterosexual. Necesidades específicas que encontramos aquí, fueron la falta de apoyo de la pareja progenitora, aunque nos dimos cuenta de que hay muchas personas monoparentales que se sienten o están tan apoyadas, sostenidas, comprendidas y empoderadas, o incluso más, que las que tienen pareja, y que depende más del carácter de la persona que va a tener el hijo, que del modelo de familia y su camino maternal. Y desde ahí, expusimos, la soledad acompañada de muchas madres o padres, que teniendo pareja no se sienten apoyadas, o no lo están.
En el caso concreto de encontrarnos con la demanda de un hombre trans gestante o un hombre con una gestación subrogada, se nos cruzan cuestiones morales, educacionales, culturales, y concluimos que cada una de nosotras hemos de hacer un trabajo personal, para tomar la decisión de acompañar a estas personas o no.
Familias reestructuradas: Aquí nos planteamos que el modelo de familia suele ser mucho más extenso, por tanto intervienen más personas, que conllevan más factores, y que hemos de tener en cuenta todos ellos, sobre todo, y con más presencia, los que nos entregue la persona que demandó nuestro acompañamiento, para poder acompañar.
Adopción: Tanto la adopción como la gestación subrogada, vemos que tienen en común la memoria genética, emocional y fisiológica, y cultural, que ese bebé que viene tiene, y que es su legítimo derecho conocer y conservar, al que que para todas las doulas que estábamos en el comadreo, sentimos con mucha presencia. Y por ello sentimos que sería un asunto a acompañar, hacia quienes nos demandan en esta circunstancia. Y dentro de la adopción contemplamos la posibilidad de que los adoptantes sean de cualquier modelo de familia de los mencionados, y que habría que afrontar esos acompañamientos, contemplando también estas circunstancias.
Parejas homosexuales: Nos trae esta situación reflexionar sobre que nos resulta importante conocer el rol de cada persona de la pareja, tanto como conocer, evidentemente, quién será la persona gestante. Traemos de nuevo en este punto, el caso de los hombres trans gestantes, porque es algo que cada vez conocemos que sucede más, y hemos de tenerlo presente, nos sintamos cerca o no, a nivel personal.
Duelo: Cuando se nos requiere para acompañar tras una pérdida perinatal, o incluso durante el transcurso de una gestación o una crianza temprana, cuando se conoce que el bebé fallecerá, consideramos que es fundamental estar formada como doula, en este camino, puesto que requiere de un trabajo muy específico, y muy diferente de los demás acompañamientos, basado en acompañar el proceso de duelo, durante cada una de sus etapas, que debemos conocer con claridad, y también acompañar la invisibilidad social, institucional y sanitaria, que aún en nuestros días sucede en esta situación.
Bebés arcoíris: Cuando una familia, del tipo que sea, espera un bebé o está en la intención de tenerlo, tras pasar por una pérdida perinatal, es importante para nosotras, como sus doulas, conocer cuándo y cómo sucedió la pérdida, así como si se ha reconocido y transitado su correspondiente duelo, y de qué manera, aunque somos conscientes de que no siempre recibiremos esta información, así que tendremos que elaborar nuestro acompañamiento, con especial delicadeza, y con las herramientas de que dispongamos, propias y concedidas por nuestr@s acompañad@s. Algunas de las presentes observamos (y de entre ellas compañeras especializadas en acompañar pérdidas y duelos) que es importante estar especialmente formadas en estas situaciones, para realizar de la mejor manera posible nuestro acompañamiento.
Familias multiculturales: Ya muy frecuentes en las sociedades internacionales, este modelo de familia están presente, de una forma u otra, en casi todos los hogares del mundo, y ya pasa a formar parte del modelo de familia convencional, del que hablábamos al comienzo de este post. Las diferencias más notables están en el arraigamiento de las creencias y valores de los progenitores, que pueden ser coincidentes o no, dependiendo si son de orígenes cercanos o no lo son, y en la parte logística, teniendo en cuenta que el apoyo de la familia cercana y/o extensa no siempre está presente.
Gestación subrogada. Colocamos en un punto a parte este camino maternal, porque aunque ya lo hemos mencionado en varias ocasiones en párrafos anteriores, lo consideramos con suficiente peso emocional y social, como para tener su propio espacio. Lo abordamos desde un contexto legal, sabiendo que la gestación subrogada es ilegal en nuestro país, pero no lo es el que existan agencias que facilitan este camino maternal a los españoles de España, sucediendo la gestación en uno de los países en los que es legal o alegal. Y desde este panorama, es que douleando en España, podríamos encontrarnos con demandas de acompañamiento en esta situación. Nos planteamos dilemas morales de tipo social y personal. Nos planteamos la explotación de mujeres gestantes y bebés. Nos planteamos el hecho del desvínculo al que se ve obligado el bebé, y el que asume la gestante. Nos planteamos qué pasa con las gestantes que se arrepienten de su decisión durante el embarazo o en el momento del parto, y qué pasa con los embarazos que no llegan a término o que suceden con problemas de salud para la madre y/o el bebé. Nos planteamos sobre los derechos y deberes de madres e hijos, de gestantes y recibientes. Nos planteamos el peso de creencias y valores morales propios, que nos puedan llevar a aceptar un douleo así, estemos o no de acuerdo con este tipo de gestación. Concluimos que es uno de los caminos maternales más delicados, difíciles, y complejos, de entre todos los que nos podemos encontrar al acompañar como doulas. Concluimos que no concluimos, que nos llevamos cada una de nosotras la reflexión, y que la decisión de acompañar algo así, más que nunca, es absolutamente personal.
Y acabando el comadreo, llegamos a ese momento casi final que nos encanta, que es el recuerdo de todo lo tratado y las conclusiones sustraídas, siempre sin salir de nuestro lugar de doula, de no juzgar, no opinar, no imponer… Y en esta ocasión, concluimos: que dejamos en abierto todo lo expuesto, para que cada lector o lectora, socia de AERCD o no, profesional de la maternidad o no, pueda reflexionar y elaborar, como nosotras hicimos. Que en todos los caminos maternales y modelos familiares que podamos acompañar, sucede que nos toca observar, escuchar, aprender, devolver preguntas a las preguntas, para no opinar, pero invitar a quién tiene la duda a encontrar en su interior la respuesta que busca, nos toca estar en nosotras mismas, y no en el lugar de nadie, para mantener intacta la distancia emocional necesaria para un adecuado acompañamiento, que nos toca trabajar contemplando la manipulación ajena, sin manipular ni dejarnos manipular, pero, sobre todo, y por encima de todo, nos toca acompañar al bebé que llega, y así seguro que no nos equivocaremos en nuestro ejercicio.
Comisión de Comunicación de la AERCD.
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Conferencia anual de EDN (European Doula Network)

El pasado fin de semana, último de septiembre, se celebró la Conferencia Anual de EDN, European Doula Network, con una ceremonia muy emocionante e inspiradora, en ese espacio de conexión de doulas de toda Europa, que ofrece cada año nuestro partner, tejiendo tribu y comunidad a distancia, una vez más.

Desde AERCD, siempre tenemos la suerte de poder contar con socias asistentes, bien por ser parte de la EDN, o porque desean acudir como invitadas, y este año tuvimos a nuestra socia Luna Romero, del País Vasco, que nos trasladó la intensidad y la calidad aportadora del evento, y que nos trajo como muestra su reporte de una de las ponencias que allí se ofrecieron, y que os traemos hoy aquí, en un resumen que esperamos os resulte interesante, y reflejo y muestra fiel de esta actividad, que consideramos tan fundamental para nuestra profesión:

«Hablamos sobre el taller “Pelvic Awareness”. La traducción podría ser “Conciencia en la Pelvis”, y esto me hace pensar que el hecho de poner consciencia en nuestros cuerpos, nos lleva irremediablemente a una constante, a un verbo, así que nos sugeriría un título como “Concienciando nuestras pelvis”. Jen (https://bekkenspecialist.be), que así se llamaba la ponente, nos propuso el reto de hacernos conscientes de qué sensaciones íbamos percibiendo, a medida que ella proponía ciertos ejercicios. Se concluyeron aspectos que me parecen valiosos de compartir:

● Lo común que suele ser la insensibilidad pélvica en las mujeres.
● La importancia de recuperarse posparto.
● La incontinencia, como un síntoma comúnmente invisibilizado en las mujeres.
● Un “músculo fuerte” no es aquel que está ajustado o rígido todo el tiempo. Es aquel que deja ir, aquel que se puede relajar también.
● Existen distintas maneras de percibir y vivir la conciencia en nuestro cuerpo.
● No existen “ni buenos ni malos” cuando se trata de percibir sensaciones corporales.
● La importancia de el darse cuenta de que estamos casi siempre sujetando, tensionando nuestros músculos, y de cómo el llevar la consciencia a esas zonas, nos ayuda a conectarnos con las sensaciones y a poder relajarlos.
● Cuando se trata de percibir las sensaciones del esfínter anal, pueden aparecer sensaciones de: “no debería de sentirse agradable”, “pudor, culpa, vergüenza”, “sentirse expuesta tanto a nivel físico como a nivel emocional”.

También me vine con un ejercicio poderoso que trasladar aquí:

1.Nos recostamos boca arriba en la esterilla, colocando un cojín desde la base de la cadera hacia arriba, a lo largo de nuestra espalda.
2. Nuestros pies se relajan cayendo hacia ambos lados.
3. Tomamos contacto con nuestra respiración.
4. Colocamos nuestras dos manos en el diafragma.
5. Seguimos sintiendo nuestra respiración.
6. Luego, dejamos una mano en el diafragma y colocamos la otra en el suelo pélvico.
7.¿Sentimos esa conexión?
8. Llevamos lentamente nuestras piernas a flexión, realizando la postura de mariposa. Nuestras plantas de los pies se tocan entre sí. Nuestras piernas forman un diamante.
9. Luego de sentirnos en esa posición, volvemos a estirar las piernas como al inicio.
10. Rotamos un tobillo percibiendo cómo el movimiento repercute en nuestro suelo pélvico.
11. Nos tomamos un tiempo en ese movimiento y luego repetimos con el otro tobillo.
12. Volvemos despacito a incorporarnos y compartimos experiencias.

Algunos disparadores para llevar nuestra consciencia a qué sentimos pueden ser:

a. Con las diversas posturas de piernas, ¿qué percibimos en la inhalación? Y, ¿en la exhalación?
b. ¿Percibo más espacio cuando exhalo que cuando inhalo? ¿O al revés?
c. ¿Percibo rigidez o relajación con algún movimiento? (algo en lo que hizo especial hincapié Jen).

También un ejercicio constaba de las siguientes partes:

– Colocar pies y piernas ancho de caderas
– Colocar nuestras manos desde el ombligo formando un triángulo con la punta hacia abajo (registrando nuestra zona uterina)
– Flexionar levemente las rodillas para permitir un movimiento fluido
– Comenzar a balancear la pelvis hacia delante y hacia atrás generando cada vez más amplitud en esos movimientos.

Un abrazo a todas y a cada una de las mujeres que me lean, y a todas las socias de AERCD, Luna» – Luna Romero.

¡Muchas gracias, Luna! ¡Muchas gracias, EDN!

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Comadreo violencia obstétrica

Hace unos días disfrutamos de otro de nuestros amados «comadreos». Así llamamos en nuestra asociación a esos espacios, por ahora on line, de encuentro y reflexión en absoluta confianza y calidez, sobre cuestiones que sentimos cercanas a las doulas y el douleo, incluso temas que sentimos en nuestra propia piel.

En esta ocasión, sucedió con un tema muy presente, por desgracia, en nuestras vidas y en nuestra profesión, porque lo está en la maternidad y en todas las etapas de la vida de la mujer: la violencia obstétrica.

Nuestra socia Cristina nos cedió el tema. Nos hizo un regalo, porque no pudo estar presente en el encuentro, pero nos dió el punto de partida para la reflexión del día: cómo hacer para acompañar a las mujeres que nos soliciten, y vivan o hayan vivido violencia obstétrica. Gracias, Cristina!

Para empezar, como siempre, en esto y en todo, información. Las doulas hemos de informarnos, porque es parte de nuestra responsabilidad como acompañantes de la maternidad, de todo sobre lo que acompañamos, y en este caso, sobre lo que es violencia obstétrica, que va desde una actitud hacia la mujer que le hizo sentir mal, por pequeña que sea, hasta el maltrato físico o emocional directo, desde los profesionales que les atienden y/o acompañan. Porque la violencia obstétrica es un tipo de violencia, y la violencia es maltrato, el maltrato es agresividad, y la agresividad nunca es necesaria ni justificable.
Igualmente, la misma información ha de llegar a todas las mujeres, y estas la han de buscar y reclamar.

Después, consideremos que quienes ejercen está violencia obstétrica, no siempre lo hacen con intención. Son seres humanos, con sus personalidades, sus características, y sus días buenos y malos. Por ello, si las mujeres sentimos que se nos ha violentado, podemos y debemos, desde la información recibida, y el empoderamiento que esta nos otorga, hacérselo saber a quién nos violentó, desde el respeto, porque expresar y conversar desde ahí, siempre será aportador para ambas partes, y porque lo que no se dice, no existe, se queda en ese espacio limbo en el que a penas se percibe, pero se siente, y daña.

Afortunadamente, cada vez más profesionales del entorno de la maternidad y la mujer en general, han reconocido haber practicado la violencia obstétrica en alguna ocasión, se han disculpado, y han puesto empeño en hacer las cosas de otra manera, desde entonces. Porque es de sabios y bondadosos reconocer, disculparse y mejorar. Gracias a todos ellos.

Por último, encontramos que la mejor manera de acompañar a las mujeres que nos soliciten y sufran o hayan sufrido violencia obstétrica, es darles espacio emocional y físico para abordarlo, y ofrecerles la información correspondiente para que ellas puedan gestionarlo. Y en general, como hacemos con todo lo demás, dentro del contexto del acompañamiento en maternidad, en cada uno de nuestros acompañamientos, contemplar la existencia de la violencia obstétrica y aportar las herramientas necesarias para que las mujeres sepan que si son violentadas, sea por quien sea y desde donde sea, no son culpables de ello.

Porque esta es siempre nuestra labor: acompañar maternidad es estar sin hacer, aportando desde la información veraz y contrastada y la gestión emocional, como herramientas para que las mujeres encuentren en su interior el poder que siempre tuvieron para vivenciar una maternidad y el resto de sus etapas como mujeres, en libertad y desde la confianza y la seguridad.

Gracias, mujeres. Gracias, maternidad.