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Encuentro anual Red Europea de Doulas

–English version below–

 

Es un honor para la AERCD organizar el encuentro anual de la European Doula Network.

El objetivo del encuentro de la EDN es conocer la realidad de las doulas del país/ciudad que acoge, en esta oportunidad MADRID – ESPAÑA.

Las doulas somos las protagonistas, las ganas de conectarnos, informar sobre las peculiaridades de cada destino y brindarnos sostén en todo lo que surja.

Por este motivo también buscamos un alojamiento donde poder estar todas juntas, sin desplazamiento y con el espíritu de hermandad, profundizar en nuestras relaciones.

Este año y luego de 3 años sin presencia daremos prioridad a los círculos donde compartiremos sobre las diferentes realidades que se presenten en cada mesa.

El calor que se genera en nuestros encuentros es el que nos mantiene con las ganas de repetir cada año.

Súmate a este evento maravilloso.

Mira las distintas posibilidades de participación en el link.

Reserva tu lugar ahora, Únete a la marea de Doula.

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSey3QpseWh4wkSZ85N5iBe8ajZtWqK3Yb95sWBh7XyGUyGzrA/viewform

 

It is an honor for the AERCD to organize the annual meeting of the European Doula Network.

The objective of the EDN meeting is to know the reality of the doulas of the country/city that receives, in this opportunity MADRID – SPAIN.

Doulas are the protagonists, the desire to connect, inform about the peculiarities of each destination and provide support in everything that arises.

For this reason we are also looked for accommodation where we can all be together, without displacement and in the spirit of sisterhood, to deepen our relationships.

This year and after 3 years without presence, we will give priority to the circles where we will share about the different realities that appear at each table.

The warmth that is generated in our meetings is what keeps us wanting to repeat each year.

Join this wonderful event.

Look at the different possibilities of participation at the link.

Save your place, Join the Doula Tide.

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSey3QpseWh4wkSZ85N5iBe8ajZtWqK3Yb95sWBh7XyGUyGzrA/viewform

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Noticias Reflexión

Doulas y profesionales sanitarios y no sanitarios de la maternidad. Acompañando y asistiendo con el foco en la salud y el bienestar de la madre y el bebé.

Y tras nuestra apertura hacia la paternidad, como no podía ser de otra manera, avanzamos en el acercamiento a diferentes colectivos, en un encuentro con profesionales sanitarios de la maternidad, y como siempre, con nuestro foco en el acompañamiento, conversaremos con matronas, ginecólogos, enfermeras de pediatría, pediatras y otros profesionales cercanos a la maternidad, para agradecerles su labor para con las mamás, los bebés y las familias, en una mesa redonda virtual, invitarles a reflexionar con nosotras sobre la conciliación, compatibilidad y complementariedad entre nuestras profesiones y el valor de todas ellas por igual en los procesos de la maternidad, pues para todos siempre el objetivo está puesto en la salud y el bienestar de mamá y bebé, desde un contexto u otro.

El primer encuentro fue privado, pero resultó ser tan significativo en cuanto a aportaciones y energías, que sentimos que no era más que el principio en la confluencia entre acompañamiento y asistencia en el proceso de maternar, y nos dirigimos hacia un nuevo encuentro, este en abierto y desde nuestras RR.SS., en el que pudimos contar con los y las profesionales del anterior encuentro, y otros muchos que se nos unieron, profesionales o no, y tal fue la sinergia que algunos de ellos ahora son Colaboradores de AERCD.

Fueron unos espacios de escucha para nosotras. Espacios para esos profesionales, que nos hablaron de ellos, de su labor, de su opinión sobre nosotras y sus experiencias con nosotras, las doulas.

Abrimos el espacio ofreciendo nuestra definición de doula, esas acompañantes de la maternidad, en las emociones y en la información, en el sostén y en la presencia, en el estar sin hacer.

Algunos profesionales nos conocían y habían trabajado con alguna de nosotras o alguna compañera doula no asociada. Quienes trabajaron con doula nos sentían como un catalizador, como quién gestiona el bienestar del proceso y aporta la energía necesaria, para que el otro profesional se concentre en su labor y en ese equilibrio personal para realizarla. Claramente nos identificaban con funciones separadas y con su valor por sí mismas, pues el trabajo conjunto aporta.

La complementariedad entre el douleo y los sanitarios y con el resto de profesionales de la maternidad, fue una opinión coincidente para la mayoría. El sentir general fue que acompañar ayuda a detectar, a poner el foco en la madre y darle voz. Colaborar y derivar, y olvidar la competitividad. Todos juntos desde nuestro aportar haciendo un círculo en el que el centro es la mamá y el bebé. Conciliar profesiones desde la honestidad, la información,la formación, la colaboración y la derivación. Todos sumamos.

Más allá de nuestra definición conceptual, y al margen de etiquetas, quienes trabajaron con doulas nos definían como acompañamiento, información, emoción, empatía, claridad, apoyo, aportación…

Coincidencia de opinión fue, tanto para nosotras como para nuestros invitados e invitadas, que las familias, las mamás y los bebés necesitan apoyo y acompañamiento emocional, y que esas necesidades precisan estar cubiertas. Alguien debe hacer esa labor profesional en el proceso de la maternidad, y esa función, las doulas la cubren.

Otros nos contaban que no siempre es posible tener la oportunidad de trabajar con una doula, por la idiosincrasia del espacio o por ciertas reticencias por parte de las familias, o de otros profesionales participantes del proceso, a menudo nacidas del desconocimiento o de la información incorrecta o imprecisa.

Hablamos de los motivos o situaciones para que se de que una doula esté o no esté incluida en un equipo profesional para acompañamiento y asistencia de un proceso de maternidad/paternidad, de lo que se consideraban beneficios y desventajas de trabajar junto a una doula, tanto para familias como para profesionales. Y terminamos proponiendo la “gran pregunta”: ¿Se necesita la profesión de doula? ¿Podríamos ser un colectivo reconocido?

Y en esta ocasión, y para ilustrar las respuestas y reflexiones de los profesionales invitados a estas “importantes” preguntas, qué mejor que exponer tal cual sus aportaciones:

“Poco a poco todo se coloca en su lugar, cuando el trabajo está bien hecho y la aportación es valiosa. Los resultados están llegando y van a llegar. Cuando algo es necesario y aparece, surge. Estáis llegando.” (Comadrón)

“No veo mi trabajo sin doula. La visibilidad de las doulas y el permiso de un segundo acompañante en parto hospitalario. En las casas de parto, espacios más amables para un proceso de salud, las puertas están abiertas para las doulas. La variedad de profesionales en la salud es una demanda social, y las doulas son uno de esos servicios profesionales demandados. Es necesario avanzar, evolucionar sin etiquetas, con más ý mejores sinergias, para que el apoyo emocional no sea una carga para las familias, sino una vivencia personal y libre.” (Matrona)

“No tengo experiencia con doulas. No estoy ni a favor ni en contra, si no en el punto medio. Considero que para el desarrollo profesional del douleo es fundamental la regulación de la profesión con formación específica. Sois necesarias, pero hay mucha resistencia, por desconocimiento, posiblemente, que hay que eliminar. La integración en el sistema, a mi modo de ver, es el principio del camino.” (Matrona)

“Empecemos por que se permitan más acompañantes en parto hospitalario. Todos enseñando y aprendiendo de todos será el mejor de los principios.” (Matrona)

“La sabiduría es el bagaje personal y profesional. No aprecio los títulos, pero si lo que suponen, que es lo que contiene cada profesión, la sabiduría, el saber hacer de cada profesión, un regalo. profesional y para la familia.” (Comadrón)

“Como reflexión y para contextualizar, como ser humano mamífero que somos, nuestra maternidad es un proceso fisiológico natural. Por ser humanos somos sociales, y el acompañamiento se nos hace necesario. Desde siempre existió por naturaleza esa abuela sabia y experimentada, a la que podemos llamar partera tradicional. Al sacar los partos de las casas, se complicó la cosa, porque se sacan del nido de la madre y eso bloquea inevitablemente el proceso. Ante ese aislamiento es necesaria la figura de la doula, porque ayudan inmensamente a que la naturaleza del parto no se pierda.” (Comadrón)

“Para ir más allá, y demostrar la necesidad de la existencia de las doulas, así como del resto de los profesionales de la maternidad, son importantes las herramientas de visibilidad desde la investigación cualitativa. ¿Por qué no un cuestionario a la mujer madre y al hombre padre, sobre sus inquietudes y deseos, si se las resolvieron, cómo y quién?, y a partir de ahí podrán llegar las conclusiones.” (Matrón)

“La importancia de la doulaes venir a integrar el concepto de crianza en comunidad. Sin oposición de roles. Sin diferenciar desde el apartar. Sin dar por hecho. Doula rotundamente sí. Hay evidentes espacios que sólo ellas cubren”. (Profesional de la crianza y la educación)

Tras un análisis tal, desde la cabeza, pero con mucho corazón, decidimos retomar el por qué las reticencias hacia las doulas, la desinformación sobre ellas, así como los puntos de diferencia y desencuentro en el ejercicio profesional de los distintos colectivos intervinientes en la maternidad, para resolver, aclarar, delimitar y facilitar el buen hacer y buen ofrecer.

Y dando respuesta a esto, nos topamos con la presión del sistema, que se queda con un matiz intrusista que nada tiene que ver con la realidad, puesto que claro está que las doulas no son sanitarias ni lo pretenden, pues su labor es paralela y no coincidente con lo sanitario. Nos topamos con reticencias que no son tal, sino que son intereses que confrontan con la libertad personal y profesional. Con la incomodidad que produce el cuestionamiento sano y crítico de lo sistemático y del dogma científico, que muchas veces desplaza del centro a los cuidados de las necesidades humanas más básicas. También nos encontramos con el innecesario e injustificado, pero existente, miedo al cuestionamiento profesional. Y finalmente, nos quedamos con defender y apostar por el bien de la maternidad, porque la maternidad es el principio de todo en el ser humano, y sin duda revierte en el bien común. Nos quedamos con que anteponer el bien común al individual es una trampa, porque de los derechos del individuo vienen los del colectivo, y todos tenemos derecho a expresar y a existir.

Y a modo de conclusión, nos quedamos con que el foco es, sin duda, la mujer que pare, la criatura que nace, la familia, y el respeto al trabajo.

Con que es fundamental hacer conciencia de la ma/paternidad. Normalizar lo natural, lo que corresponde a nuestra esencia. Hacer tribu y red entre profesionales, para aprender a conocernos desde lo personal y lo profesional, y favorecer desde acompañamiento y la asistencia, el regreso de la humanización de nuestra naturaleza.

Una reflexión de cierre de uno de los encuentros nos trae que “en el acompañar no se nos olvide acompañarnos y que se nos acompañe”. “El parto es de la mamá, el nacimiento es del bebé”. “Acompañar es desde el silencio, y el silencio es amor”.

Y así, desde el binomio de la reflexión que pasa a la acción, en AERCD y a través de este post, ofrecemos una visión común, sin juicios ni recelos, de la maternidad y paternidadcomo el elemento sagrado que nos lleva a experimentar vida, a comenzar a caminar distinto, desdibujar lo piramidal, a romper para avanzar.

Por último, y no menos importante, en el ejercicio de la visibilización y el agradecimiento de quienes nos acompañaron, ponemos presencia a los invitados que quisieron presentarse en el evento en el que comunicamos el encuentro en abierto:

Anabel Carabantes, comadrona y parte del equipo de Ancara Perinatal, que nos quiso regalar los contenidos que recogió durante el encuentro, para aportar en este escrito:

“Se aprende al profesor. No es lo que se sabe y se transmite, sino cómo se transmite”.

“En silencio para acompañar, validar la escucha activa es estar callada”.

“Complementariedad para multiplicarnos. Trabajar en equipo es desnudarnos como personas, para establecer lazos y aportar a la familia un conjunto”.

“El comienzo de trabajar en equipo es querer (voluntad), exponer (mostrarse) y proponer (paso a la acción)”.

“Existe diferencia entre la actitud derivativa y la actitud colaborativa”.

“Aportar honestidad y humildad va tejiendo redes”.

“La información es también formación”.

“Somos círculos concéntricos que nos acogen en todos los sentidos. Estamos conformados en estructura sistémica. No nos olvidemos desde dónde partimos, sociedad, creencias, normas…”.

“Cuidados afectivos-efectivos”.

“La doula, como “intérprete” de la familia hacia el profesional sanitario”.

“Para aportar es importante saber quién soy, dónde estoy y qué rol asumo”.

Rosa Rasche, educadora en Disciplina Positiva, especialista en crianza respetuosa y responsable de embarazoycrianza.com.

Valentina Francisco Natale, psicológica psicoterapeuta y psicóloga educativa.

Javier Bolaños, coach educativo y mediador familiar, formador de docentes en su campo, y responsable de Educación Emocional y Comunicación, y emotionalcontact.es.

Merce Pérez, asesora en Crianza Consciente, Educación Consciente y Educación Emocional, y responsable del espacio merceperez.com.

Rosa Sorribas, consultora de lactancia IBCLC, doula y responsable de crianzanatural.com.

Natalia Mansilla, comadrona, licenciada en Obstetricia, que se define como acompañante holística de las diferentes etapas sexuales y reproductivas de las mujeres.

Jenny Carneiro, asesora de lactancia y maternidad, y responsable del proyecto mummyducky.es.

Victoria Tristán Martínez, comadrona de Nacer en Casa y del Hospital Universitario de Getafe.

Patricia Pérez, responsable de https://www.patriciaperezv.com/embarazo-y-parto-consciente/, y colaboradora nuestra.

Esther Ramírez, colaboradora de AERCD, psicóloga perinatal, docente y autora del libro ‘Psicología del posparto’.

LaixaLaxmi, responsable del Método Laxmi, y colaboradora nuestra.

Natalia Galindo, naturópata especializada en maternidad, y colaboradora nuestra.

Red Mundial de Doulas. Uno de nuestros más antiguos colaboradores. Una organización que reúne a las doulas del mundo, trabajando bajo la misma perspectiva y de acuerdo a un código ético en común, garantizando así los más altos estándares de servicio y el reconocimiento de nuestra profesión a nivel internacional en cada uno de los países que la conforman (https://www.redmundialdedoulas.org/).

Y otros muchos que asistieron, pero que prefieren mantenerse anónimos, y ofrecer desde ahí su aportación.

¡Gracias a todos! ¡Abriendo camino hacia el acompañamiento a todos los actores en todos los contextos de la maternidad!

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Reflexión

La violencia de la maternidad en pandemia

Tras iniciar en los meses pasados lo que pretendemos que sean una serie de encuentros online gratuitos en abierto sobre maternidad, crianza y familia, en los que hemos tocado los temas de paternidad y de conciliación entre profesionales de la maternidad, de nuevo nos pusimos en marcha el pasado 17 de enero para hablar de la violencia que la pandemia está trayendo a la maternidad.

Quisimos hablar de COVID y partos. Creemos que es momento de reaccionar y posicionarnos ante esto, porque sentimos que podemos aportar.

Para ello contamos con nosotras, las socias de AERCD, con profesionales y referentes de la maternidad, desde lo sanitario, el acompañamiento y el ámbito lo legal, y todos los que además nos quisieron acompañar, para participar desde la conversación y la reflexión, y poniendo, como siempre, el foco en el bienestar y la garantía de salud física y emocional de la mamá y el bebé, desde lo positivo y proactivo, pero poniendo voz y presencia a los daños que esta situación causa en maternidad, desde la objetividad y sin juicio.

En estos meses de pandemia, el reflejo de las consecuencias de las normas sanitarias, en ocasiones positivas, y en otras no tanto, llegaron a la maternidad y la paternidad en forma de protocolos. También en este contexto, en ocasiones resultaron positivos, pero en muchas otras fueron inservibles, absurdos, negativos e incluso devastadores, y esto nos llevó a hacernos preguntas como estas:

¿Cómo está afectando a la biomecánica del parto, un tema muy importante y muy poco tratado (existe una brecha de conocimiento y comprensión sobre ello desde siempre)?

¿Qué pasa mientras las mujeres embarazadas y de parto están tendidas en una camilla en cualquier pasillo, y lo poco íntimo y privado que resulta, lo expuestas y violentadas que se sienten, y cómo todo esto se intensifica en esta pandemia?

Madres embarazadas sin sus parejas durante sus revisiones, sentimiento de impotencia y exclusión de las parejas de estas mujeres, por no poder acompañarlas en sus procesos.

Mujeres pariendo con mascarilla.

Partos programados y cesáreas, que podrían haberse evitado. Intervenciones excesivas o innecesarias.

Partos prolongados o acortados sin porqué, del miedo, el desánimo y la frustración, de la culpa y el fracaso irreales, que persiguen a las madres como un fantasma.

Madres culpadas de que su parto no progresa, cuando lo que sucede es que no les es posible conectar con su proceso entre tanto artificio y desatención.

Hablamos de cómo la soledad, la instrumentalización, la medicalización y la intervención se intensifica, de las cesáreas que crecen en número, de las episotomías que quizá no hubieran hecho falta… de esas y otras consecuencias, fisiológicas y emocionales, en madre, criatura y familia que trae todo esto.

Hablamos también de cómo los profesionales de la maternidad se sienten frente a esto y de cómo les afecta. Saturados y frustrados, personal, profesional y emocionalmente, agotados, rendidos, en duelo, pero obligados a seguir pese a todo.

Protocolos cambiantes a cada rato, hospitales saturados, instauraciones de la lactancia truncadas, revisiones posparto y primeras revisiones pediátricas no presenciales, pospartos traumáticos y cómo afecta esto a las madres y a las crianzas de sus bebés… Pero sobre todo MIEDO… MUCHO MIEDO…

Y nos seguimos preguntando:

¿Por qué esto ha sido y es así? ¿Tiene sentido? ¿Podría ser diferente? ¿Podría haberse evitado? ¿Dónde están los errores y cuáles son sus orígenes? ¿Qué podemos aprender para mejorar?

¿Cómo los profesionales podemos aportar positiva y proactivamente en esto? ¿Cómo podemos acompañar, apoyar y guiar a esas madres y a sus familias?

Estos son fueron los puntos de partida para rescatar y nombrar está situación, dar voz a quienes la han vivido y la viven, y reflexionar sobre ella. Desde ahí la reflexión y el debate fluyeron. Experiencias y opiniones que dieron forma a nuevas preguntas y a poner otros temas sobre la mesa.

Y surgieron las conclusiones:

“Ha sido muy duro”. “Avalanchas de mujeres pidiendo ayuda”. “No me podía creer que esto me estuviera pasando”.

Hablamos de la importancia de conocer la información, de empoderarse, de la toma las decisiones de las madres sobre sus embarazos y partos. De lo fundamental de que la comunicación previa al parto sea adecuada y transparente. De lo necesario de descentralizar, y que las instituciones competentes asuman y respondan.

“La atención a la lactancia ha sido un desastre. Inseguridad. Desconfianza desde fuera y desde dentro, ante una situación tan violenta”.

Vimos, todos los presentes, muy claro que hemos vivido una involución en casi todos los aspectos. Nos preguntamos cómo vamos a recuperar nuestros derechos perdidos, porque el retroceso ha sido rápido, pero recuperación está siendo y será lenta. También el sentir general fue que es importante que esta experiencia nos sirva, por fin, para tomar decisiones sin lesionar los derechos humanos, y también que la recuperación pasa por una organización entre las mujeres, en el apoyo y la ayuda.

Quienes allí estaban y lo tenían estudiado, nos contaron que crecen los deterioros de las estadísticas perinatales: Dificultades y fracasos evitables, además de la violencia. “Es imprescindible priorizar el efecto de los daños para paliar y evitar este tipo de cosas. La violencia obstétrica no es justificable en ningún caso”, nos decían. “No puede seguir sucediendo que el nivel de atención sea cuestión de azar. La pandemia no puede ser una excusa”, nos decían.

Nosotras expusimos que hemos vivido y vivimos el aumento de la presencia de las doulas y de la apreciación de su valor, que especialmente en esta crisis está siendo muy importante, y en mayor medida en el posparto. También que recibimos que crece la conciencia del parto en casa y/o en los centros del nacimiento.

Y ya llegando al final del encuentro, para todos fue evidente que ya toca pasar a la acción, y desde los testimonios y las vivencias, de madres, familias y profesionales, reflexionamos sobre cuál es nuestra parte de responsabilidad, cada uno desde su lugar.

Decidimos que ha llegado el momento de romper con ese paternalismo hacia la mujer y la maternidad, que se ha evidenciado en la pandemia, con los maltratos injustificados y con los vacíos de responsabilidad. Romper con la culpabilización de quién no es culpable. Buscar y encontrar responsables, y exigir respuestas. Y ante el sentir y la propuesta generalizada de conformar un movimiento internacional hacia la defensa de la maternidad ante la violencia de la pandemia, en AERCD nos ofrecimos a ser receptoras y mediadoras de dicho movimiento. Y para ello invitamos a los asistentes y quién nos escuche, y a quienes nos leen ahora, a hacernos llegar propuestas, ideas e informaciones.

Y para poder llevar a cabo esta labor, retomaremos conversación con la Red Mundial de Doulas, que por incompatibilidades horarias no se sintieron suficientemente representadas, y con abogadas especializadas que quisieron asistir y no pudieron, para que puedan completar sus aportaciones, dado que as visiones de ambos colectivos sobre este asunto son fundamentales, para disponer de una perspectiva global. Y de igual manera invitamos a los colectivos y las personas que hubieran querido estar y no estuvieron, y que sientan que tienen y quieren aportar, a conectar con nosotras para participar en este movimiento, que ya existe, porque ha sido y es una consecuencia natural hacia tanta inseguridad y preocupación, y que, de hecho, parte de ese movimiento ya fue este encuentro que aquí relatamos.

Y como de costumbre, escuchamos, recibimos, reflexionamos, interiorizamos, aportamos y avanzamos, un paso más, sin prisa, pero con firmeza, en la defensa y visibilización de la maternidad.

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Cómo acompañar los distintos caminos maternales

Ya os hemos contado que en nuestra asociación, disponemos de algunas herramientas de comunicación interna, para contarnos, compartirnos, reflexionar, resonar, hacer tribu, y hacer honor a la «circularidad» que aparece en nuestro nombre. Una de ellas es los «Comadreos», encuentros mensuales para conversar entre nosotras y para nosotras, sobre temas que se presentan con frecuencia durante el ejercicio de nuestra profesión, y que consideramos que tienen recorrido conversatorio.
En esta ocasión nos planteamos charlar sobre los distintos caminos maternales y modelos familiares, con los que nos podemos encontrar, a la hora de que nos demanden un acompañamiento. Y como ya ha pasado en otras ocasiones, sentimos que había contenido interesante para trasladar hacia afuera, y de ahí que estéis leyendo este post.
Caminos y modelos, tantos, casi, como personas. Todo se funde en personas diferentes, con características y necesidades distintos, valores y creencias particulares, que confluyen, o no, con otras, entendiendo siempre que todo es normal, aunque sea o no diferente, y esté o no normalizado social, sistemática y culturalmente. Desde ahí hablamos de las familias más convencionales, de mamá, papá e hijos, familias monoparentales, de madres o padres, heterosexuales o no, familias con hijos que provengan o vayan a provenir de la gestación subrogada, familias reestructuradas, que provienen de progenitores que tuvieron una familia anterior, familias que tienen o tendrás hijos desde la adopción, parejas homosexuales, del género que sean, e incluyendo personas transexuales que, conformados ya como hombres, mantienen sus órganos genitales femeninos con la intención de poder gestar, y cuando nos contactan, eso es lo que han decidido hacer, familias que están gestando bebés arcoíris, porque tuvieron un bebé estrella antes, es decir, sufrieron una pérdida perinatal, familias multiculturales, y familias con bebés y/o mamás con problemas de salud que afectan al proceso de maternidad y/o crianza.
En fin… Tal y como decíamos, tantas, casi, como personas existen en el mundo… Y ahora, vamos a detallar lo que nos surgió de cada uno de los caminos y modelos:
Familias convencionales: Es lo que más conocemos y a lo que más estamos acostumbradas. Es el estándar social y cultural de la mayoría de las culturas. Pero ya ahí nos encontramos con diferencias de valores, de creencias, de costumbres, de barreras, de situaciones familiares, contextos socioeconómicos, necesidades emocionales, fisiológicas y/o funcionales.
Estas familias fueron nuestro punto de partida, porque coincidimos en que, sean como sean las familias que nos demanden, todas comparten estas características.
Familias monoparentales: Una mujer o un hombre, deciden ser madre o padre, sin necesidad de pareja estable que adopte el rol de padre o madre de su bebé. Pueden ser ambos gestantes, en el caso de que el hombre sea trans con genitales femeninos, como antes comentamos, o puede surgir aquí una gestación subrogada, si se trata de un hombre heterosexual. Necesidades específicas que encontramos aquí, fueron la falta de apoyo de la pareja progenitora, aunque nos dimos cuenta de que hay muchas personas monoparentales que se sienten o están tan apoyadas, sostenidas, comprendidas y empoderadas, o incluso más, que las que tienen pareja, y que depende más del carácter de la persona que va a tener el hijo, que del modelo de familia y su camino maternal. Y desde ahí, expusimos, la soledad acompañada de muchas madres o padres, que teniendo pareja no se sienten apoyadas, o no lo están.
En el caso concreto de encontrarnos con la demanda de un hombre trans gestante o un hombre con una gestación subrogada, se nos cruzan cuestiones morales, educacionales, culturales, y concluimos que cada una de nosotras hemos de hacer un trabajo personal, para tomar la decisión de acompañar a estas personas o no.
Familias reestructuradas: Aquí nos planteamos que el modelo de familia suele ser mucho más extenso, por tanto intervienen más personas, que conllevan más factores, y que hemos de tener en cuenta todos ellos, sobre todo, y con más presencia, los que nos entregue la persona que demandó nuestro acompañamiento, para poder acompañar.
Adopción: Tanto la adopción como la gestación subrogada, vemos que tienen en común la memoria genética, emocional y fisiológica, y cultural, que ese bebé que viene tiene, y que es su legítimo derecho conocer y conservar, al que que para todas las doulas que estábamos en el comadreo, sentimos con mucha presencia. Y por ello sentimos que sería un asunto a acompañar, hacia quienes nos demandan en esta circunstancia. Y dentro de la adopción contemplamos la posibilidad de que los adoptantes sean de cualquier modelo de familia de los mencionados, y que habría que afrontar esos acompañamientos, contemplando también estas circunstancias.
Parejas homosexuales: Nos trae esta situación reflexionar sobre que nos resulta importante conocer el rol de cada persona de la pareja, tanto como conocer, evidentemente, quién será la persona gestante. Traemos de nuevo en este punto, el caso de los hombres trans gestantes, porque es algo que cada vez conocemos que sucede más, y hemos de tenerlo presente, nos sintamos cerca o no, a nivel personal.
Duelo: Cuando se nos requiere para acompañar tras una pérdida perinatal, o incluso durante el transcurso de una gestación o una crianza temprana, cuando se conoce que el bebé fallecerá, consideramos que es fundamental estar formada como doula, en este camino, puesto que requiere de un trabajo muy específico, y muy diferente de los demás acompañamientos, basado en acompañar el proceso de duelo, durante cada una de sus etapas, que debemos conocer con claridad, y también acompañar la invisibilidad social, institucional y sanitaria, que aún en nuestros días sucede en esta situación.
Bebés arcoíris: Cuando una familia, del tipo que sea, espera un bebé o está en la intención de tenerlo, tras pasar por una pérdida perinatal, es importante para nosotras, como sus doulas, conocer cuándo y cómo sucedió la pérdida, así como si se ha reconocido y transitado su correspondiente duelo, y de qué manera, aunque somos conscientes de que no siempre recibiremos esta información, así que tendremos que elaborar nuestro acompañamiento, con especial delicadeza, y con las herramientas de que dispongamos, propias y concedidas por nuestr@s acompañad@s. Algunas de las presentes observamos (y de entre ellas compañeras especializadas en acompañar pérdidas y duelos) que es importante estar especialmente formadas en estas situaciones, para realizar de la mejor manera posible nuestro acompañamiento.
Familias multiculturales: Ya muy frecuentes en las sociedades internacionales, este modelo de familia están presente, de una forma u otra, en casi todos los hogares del mundo, y ya pasa a formar parte del modelo de familia convencional, del que hablábamos al comienzo de este post. Las diferencias más notables están en el arraigamiento de las creencias y valores de los progenitores, que pueden ser coincidentes o no, dependiendo si son de orígenes cercanos o no lo son, y en la parte logística, teniendo en cuenta que el apoyo de la familia cercana y/o extensa no siempre está presente.
Gestación subrogada. Colocamos en un punto a parte este camino maternal, porque aunque ya lo hemos mencionado en varias ocasiones en párrafos anteriores, lo consideramos con suficiente peso emocional y social, como para tener su propio espacio. Lo abordamos desde un contexto legal, sabiendo que la gestación subrogada es ilegal en nuestro país, pero no lo es el que existan agencias que facilitan este camino maternal a los españoles de España, sucediendo la gestación en uno de los países en los que es legal o alegal. Y desde este panorama, es que douleando en España, podríamos encontrarnos con demandas de acompañamiento en esta situación. Nos planteamos dilemas morales de tipo social y personal. Nos planteamos la explotación de mujeres gestantes y bebés. Nos planteamos el hecho del desvínculo al que se ve obligado el bebé, y el que asume la gestante. Nos planteamos qué pasa con las gestantes que se arrepienten de su decisión durante el embarazo o en el momento del parto, y qué pasa con los embarazos que no llegan a término o que suceden con problemas de salud para la madre y/o el bebé. Nos planteamos sobre los derechos y deberes de madres e hijos, de gestantes y recibientes. Nos planteamos el peso de creencias y valores morales propios, que nos puedan llevar a aceptar un douleo así, estemos o no de acuerdo con este tipo de gestación. Concluimos que es uno de los caminos maternales más delicados, difíciles, y complejos, de entre todos los que nos podemos encontrar al acompañar como doulas. Concluimos que no concluimos, que nos llevamos cada una de nosotras la reflexión, y que la decisión de acompañar algo así, más que nunca, es absolutamente personal.
Y acabando el comadreo, llegamos a ese momento casi final que nos encanta, que es el recuerdo de todo lo tratado y las conclusiones sustraídas, siempre sin salir de nuestro lugar de doula, de no juzgar, no opinar, no imponer… Y en esta ocasión, concluimos: que dejamos en abierto todo lo expuesto, para que cada lector o lectora, socia de AERCD o no, profesional de la maternidad o no, pueda reflexionar y elaborar, como nosotras hicimos. Que en todos los caminos maternales y modelos familiares que podamos acompañar, sucede que nos toca observar, escuchar, aprender, devolver preguntas a las preguntas, para no opinar, pero invitar a quién tiene la duda a encontrar en su interior la respuesta que busca, nos toca estar en nosotras mismas, y no en el lugar de nadie, para mantener intacta la distancia emocional necesaria para un adecuado acompañamiento, que nos toca trabajar contemplando la manipulación ajena, sin manipular ni dejarnos manipular, pero, sobre todo, y por encima de todo, nos toca acompañar al bebé que llega, y así seguro que no nos equivocaremos en nuestro ejercicio.
Comisión de Comunicación de la AERCD.
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Noticias Reflexión

Comadreo violencia obstétrica

Hace unos días disfrutamos de otro de nuestros amados «comadreos». Así llamamos en nuestra asociación a esos espacios, por ahora on line, de encuentro y reflexión en absoluta confianza y calidez, sobre cuestiones que sentimos cercanas a las doulas y el douleo, incluso temas que sentimos en nuestra propia piel.

En esta ocasión, sucedió con un tema muy presente, por desgracia, en nuestras vidas y en nuestra profesión, porque lo está en la maternidad y en todas las etapas de la vida de la mujer: la violencia obstétrica.

Nuestra socia Cristina nos cedió el tema. Nos hizo un regalo, porque no pudo estar presente en el encuentro, pero nos dió el punto de partida para la reflexión del día: cómo hacer para acompañar a las mujeres que nos soliciten, y vivan o hayan vivido violencia obstétrica. Gracias, Cristina!

Para empezar, como siempre, en esto y en todo, información. Las doulas hemos de informarnos, porque es parte de nuestra responsabilidad como acompañantes de la maternidad, de todo sobre lo que acompañamos, y en este caso, sobre lo que es violencia obstétrica, que va desde una actitud hacia la mujer que le hizo sentir mal, por pequeña que sea, hasta el maltrato físico o emocional directo, desde los profesionales que les atienden y/o acompañan. Porque la violencia obstétrica es un tipo de violencia, y la violencia es maltrato, el maltrato es agresividad, y la agresividad nunca es necesaria ni justificable.
Igualmente, la misma información ha de llegar a todas las mujeres, y estas la han de buscar y reclamar.

Después, consideremos que quienes ejercen está violencia obstétrica, no siempre lo hacen con intención. Son seres humanos, con sus personalidades, sus características, y sus días buenos y malos. Por ello, si las mujeres sentimos que se nos ha violentado, podemos y debemos, desde la información recibida, y el empoderamiento que esta nos otorga, hacérselo saber a quién nos violentó, desde el respeto, porque expresar y conversar desde ahí, siempre será aportador para ambas partes, y porque lo que no se dice, no existe, se queda en ese espacio limbo en el que a penas se percibe, pero se siente, y daña.

Afortunadamente, cada vez más profesionales del entorno de la maternidad y la mujer en general, han reconocido haber practicado la violencia obstétrica en alguna ocasión, se han disculpado, y han puesto empeño en hacer las cosas de otra manera, desde entonces. Porque es de sabios y bondadosos reconocer, disculparse y mejorar. Gracias a todos ellos.

Por último, encontramos que la mejor manera de acompañar a las mujeres que nos soliciten y sufran o hayan sufrido violencia obstétrica, es darles espacio emocional y físico para abordarlo, y ofrecerles la información correspondiente para que ellas puedan gestionarlo. Y en general, como hacemos con todo lo demás, dentro del contexto del acompañamiento en maternidad, en cada uno de nuestros acompañamientos, contemplar la existencia de la violencia obstétrica y aportar las herramientas necesarias para que las mujeres sepan que si son violentadas, sea por quien sea y desde donde sea, no son culpables de ello.

Porque esta es siempre nuestra labor: acompañar maternidad es estar sin hacer, aportando desde la información veraz y contrastada y la gestión emocional, como herramientas para que las mujeres encuentren en su interior el poder que siempre tuvieron para vivenciar una maternidad y el resto de sus etapas como mujeres, en libertad y desde la confianza y la seguridad.

Gracias, mujeres. Gracias, maternidad.